viernes, 29 de abril de 2011

Iniciativa Latinoamericana y Caribeña para el Desarrollo Sostenible Energetico por la Cepal


En 2010, la matriz energética de los países de la región debería mostrar una participación mínima de 10% de fuentes renovables en la Oferta Total de Energía Primaria (OTEP). Así lo estipula la Iniciativa Latinoamericana y Caribeña para el Desarrollo Sostenible, presentada y aprobada en la Primera Reunión Extraordinaria del Foro de Ministros de Medio Ambiente de América Latina y el Caribe, Johannesburgo, agosto de 2002. El objetivo de la Iniciativa no se orienta a penalizar a los países que tienen condiciones naturales menos favorables en términos de sostenibilidad energética, sino más bien a promover una mayor participación de las fuentes renovables en el ámbito regional y global.

Para ello, además de los esfuerzos propios de cada país, podrían alcanzarse resultados de tipo regional y subregional, promoviendo actividades conjuntas en ciertos campos como: i) el intercambio tecnológico; ii) la cooperación para la asistencia a comunidades aisladas; iii) el entrenamiento y capacitación; iv) el agrupamiento de matrices energéticas para alcanzar las metas mínimas; y v) el desarrollo de métodos de contabilización y mecanismos de intercambio de certificados de energías renovables.

La discusión conceptual sobre la "renovabilidad" y la "sostenibilidad" de la energía es un tema de amplio debate. La posición adoptada en el presente documento identifica la renovabilidad como atributo de la fuente, mientras que la sostenibilidad es un atributo de la forma en que se la utiliza. Por ello, para determinar el estado al año 2000 del aporte de las fuentes renovables a la OTEP, fue necesario establecer criterios comunes a los países estudiados, tratando de sustraer de la categoría de fuentes renovables a aquella fracción no sostenible de la energía proveniente de recursos forestales cuya tasa de extracción supera la de regeneración natural, dando lugar a procesos de deforestación.

Los resultados alcanzados en este trabajo muestran que el aporte de las energías renovables varía ampliamente de país en país, de manera casi independiente de su desarrollo relativo y en menor medida de su dotación en recursos energéticos no renovables. La realidad de la OTEP y de las problemáticas energéticas en países como Argentina, país autoabastecido y exportador marginal de hidrocarburos, es muy similar a la de los grandes exportadores como México y Venezuela. A su vez, resulta obvio que estas situaciones sean diametralmente opuestas a las de países importadores, pero aun en el caso de estos últimos es sorprendente la diferencia entre Haití, Honduras y Guatemala con respecto a Uruguay y Costa Rica, por ejemplo.

El Índice de Renovabilidad de la OTEP calculado señala que ya en 2000 había países por debajo de la línea del 10% ?como es el caso de Argentina y el conjunto de países del Caribe que aquí se agrupó como subregión 1 (Barbados, Suriname, Guyana, Grenada, Trinidad y Tabago). Mientras que otros tienen que realizar un importante esfuerzo si quieren mantener la meta de la Iniciativa. Así, aquellos países que se presentan dentro de la banda del 10% a 20%, como son los casos de Chile, Ecuador, México y Venezuela, deberían actuar en forma decidida para mantener la fracción actual de participación de renovables en la OTEP. Un tercer grupo depaíses que presentan un riesgo menor está constituido por Bolivia, Colombia, Guatemala y Panamá.

Además, en El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras y Nicaragua el papel de la dendroenergía en la OTEP es trascendental y si, por una parte, en términos de desarrollo sostenible, resulta sin duda positivo, ya que indica una débil utilización de combustibles fósiles, por otra es claramente negativo, a causa del fuerte impacto sobre los recursos forestales nacionales y la calidad de vida de los usuarios.

Por el contrario, en los países donde la utilización de la biomasa para fines energéticos, como en Argentina, Ecuador, México y Venezuela, es casi marginal, podrían existir problemas de sostenibilidad debido a la fuerte utilización de combustibles fósiles a nivel del consumo final industrial y residencial, y el consumo intermedio en la generación eléctrica. En estos países se observa que los hidrocarburos representan entre 80% y 90% de la OTEP.

Para esto quizá resulte importante realizar en el futuro inmediato estudios que profundicen en:

i) las fracciones de renovabilidad de las diferentes aplicaciones de la leña (sobre la base de la metodología propuesta por Brasil) en países seleccionados. Se debería focalizar en aquellos países que presentan una fuerte dependencia de la leña en su abastecimiento energético y pueden mostrar altas participaciones de dendroenergía no sostenible;

ii) los problemas y obstáculos existentes en la aplicación de políticas de promoción y en el fomento de iniciativas que promuevan las energías renovables en países seleccionados; y

iii) las condiciones de entorno, de tipo regulatorio y económico necesarias para la penetración de las tecnologías modernas de energía eólica, fotovoltaica, geotérmica y combustión de residuos urbanos.

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